domingo, 11 de noviembre de 2012

El documental Seis Minutos está en el aire

Érase una vez un médico inquieto llamado Rober que tuvo una idea brillante, hacer un documental sobre la importancia de la medicina de familia. Lo comentó con varios compañer@s y pronto se pusieron a trabajar intensamente y con mucha ilusión. La medicina de familia era algo que amaban y les preocupaba el deterioro global al que estaba siendo sometida.

Con aportaciones económicas voluntarias de 10 euros, apoyo de profesionales del mundo audiovisual y mucho, mucho trabajo consiguieron dar a luz una maravillosa película.
El embarazo no fue fácil y tuvieron que luchar contra muchos obstáculos. Sin embargo, lo han conseguido y la película ya está en el aire para que la podamos disfrutar.

Supongo que resulta un poco egocéntrico hablar de lo importante que es uno, pero me preocupa imaginar un sistema sanitario sin médicos especialistas en personas. El mundo se pierde en superficialidades y nos olvidamos de que somos humanos. La salud abarca muchas esferas y necesita un médico que las maneje de una forma global,  en la persona, en su familia y en su comunidad.

Últimamente pienso mucho en el futuro, me imagino que tener a Al con 33 semanas en mi tripa dando patadas influye. Me da miedo pensar que me pregunte cuál es mi profesión y no la entienda, simplemente porque la medicina de familia se haya extinguido. 

De momento me siento afortunada, puesto que las personas que me enseñan cada día mi función, me exigen una capacitación y me piden una solución, son los pacientes. Estos años en El Álamo han sido una resucitación de mi motivación y un lujo convertirme en su médico de cabecera. Un orgullo sentirte valorada y una responsabilidad la confianza que descargan en mi. Pero un placer contar con una población rural que me ha enseñado la verdadera función de un médico de familia. Intento realizar lo mejor que puedo a pesar de las dificultades, cada vez más, una de ellas el tiempo.

Así que si os gusta el documental y creéis que es importante luchar por una buena medicina de familia dentro del sistema sanitario ayudarnos a difundirlo. Además podéis colaborar económicamente si os interesa. Consta de 3 capítulos de 6 minutos y progresivamente irán incluyendo entrevistas en la web, por motivos de tiempo no se han podido incluir en el documental.

Los tres capítulos y toda la información en la web de Seis minutos.

Y finalizo esta entrada con la frase de Gregorio Marañón con la que termina el documental.


jueves, 10 de mayo de 2012

El Colegio de Médicos: Instrumento para el cambio.

De nuevo mis pensamientos se pierden, esta vez reflexionando sobre el Colegio de Médicos de Madrid.

Imagino un colegio como "La casa de los médicos", representativo, accesible y útil. Un lugar donde los colegiados se sientan cómodos e identificados.

Imagino un colegio como "La fábrica de la ciencia", repleto de médicos lanzando ideas y ofreciendo los medios para llevarlas a cabo.

Imagino un colegio como "La escuela de los médicos", fomentando la docencia, acercándola a los colegiados, enseñando temas actuales y de interés mayoritario y creando una biblioteca virtual de calidad y gratuita. 

Imagino un colegio como " La voz de todos", un sitio donde todos los colegiados puedan votar de una forma sencilla y accesible, donde la cercanía de las urnas o los horarios inflexibles no sean barreras para opinar, donde todos los colegiados puedan participar en las decisiones.


Imagino un colegio como "La comunicación transparente", un colegio donde la información sea continua, verdadera, realista y directa.

Imagino un colegio como "El defensor de los médicos", líder en la lucha por las injusticias y desigualdades, trabajando para mejorar las condiciones laborales de los profesionales y entregado en la ayuda a los más desfavorecidos.

Afortunadamente, todas estas palabras pueden hacerse realidad. El 24 de mayo se celebran las elecciones del Colegio de Médicos de Madrid. Tengo la suerte de participar como vocal de medicina rural en la candidatura de Miguel Ángel Sánchez Chillón.

Creo firmemente en este equipo. Confió en contagiar nuestra ilusión, motivación y lucha a todos los colegiados de Madrid y conseguir que hagan el esfuerzo de votar "por un colegio abierto a todos" .

El colegio de Médicos de Madrid debe ser un instrumento para el cambio dirección actual de deterioro de la medicina. Votemos y hagamos posible que el Colegio cumpla su función.


                                  

jueves, 19 de abril de 2012

Dar un paso más...




Siempre he pensado que en mi lucha por cambiar el mundo debía dar un paso más, aunque desconocía la dirección.

De repente un cúmulo de casualidades me abren un puerta que puede llevarme a realizar proyectos soñados para mejorar la medicina y concretamente la medicina de familia rural. Se necesitan hacer tantas cosas...

Por otro lado tengo miedo a un cargo, a perder mi libertad y mi independencia, a agotar mi vida personal, a desilusionarme, a equivocarme, a quemarme...

En este momento en el que mi situación personal está intranquila y además existen unas oposiciones supuestamente cercanas que tengo aparcadas...aunque como dice Pedro, mi vida nunca será una rutina, cada semana una sorpresa.

El mundo sanitario está tan descolocado que necesita luchadores para encontrar un sitio y una función a cada cosa. Algo que devuelva la ilusión a los médicos y los fusione para que sean uno más fuerte caminando en la misma dirección.

Me preocupa mi capacidad ilimitada de trabajo, si me propongo algo, tengo que esforzarme al máximo.

El proyecto me parece tan utópico que me cuesta creerlo, pero en este mundo en crisis emocional todavía existen personas con ganas, fuerza y capacidad para cambiar el mundo y concretamente el sanitario. La magia existe.

Seguiré acaparando información y dejándome arrastrar por la fuerza del destino, que esta vez el viento sopla fuerte.


martes, 20 de marzo de 2012

La medicina de familia soñada.






Mientras me hipnotizaba por el olor, sonido y calor de la chimenea mi mente se ha teletransportado a un mundo mágico.

Las carreteras eran verdes y estaban llenas de bicicletas. Las personas que se dirigían a lugares cercanos unían sus ruedas y se turnaban con el pedaleo. ¡Había bicicletas con 20 personas!

Compraban y cocinaban únicamente los alimentos que se necesitaban. Tirar comida era de malvados. Un niño en una ocasión, arrojó unas espinacas a la basura y unas sirenas dieron la señal de alarma en toda la ciudad. Estaba absolutamente prohibido.

Los sueldos de los políticos los decidían los ciudadanos democráticamente. Algunos lo hicieron tan mal que tuvieron que pagar en lugar de recibir. Pero la mayoría cumplía y representaba los objetivos del pueblo.

Pero lo mejor de todo era la medicina.Gran parte del dinero de la sanidad se invertía en Atención Primaria.
Los médicos de cabecera tenían 15 minutos por paciente y cuando tenían que visitar a algún enfermo a su domicilio disponían de 45 minutos.
Cuidaban de los niños, adolescentes, adultos, embarazadas, ancianos y estaban a tu lado para mejorar la calidad de tu muerte.
Hacían infiltraciones, colocaban DIUs e implantes hormonales, te quitaban una lesión cutánea y educaban en los institutos sobre prevención de drogodependencias.
Los médicos de la residencia recetaban, los justificantes laborales de 48 horas los hacia el propio enfermo con una declaración jurada, la receta era electrónica y podían hablar con los especialistas del hospital en cualquier momento para resolver dudas.
El médico de Atención primaria sabía todo de sus pacientes. Esto aumentaba la seguridad del enfermo y conocer a la persona en su globalidad mejoraba la puntería en el diagnóstico y evitaba pruebas innecesarias.
La opinión del médico de familia era prioritaria en la planificación de la salud, desde la normativa hasta la organizativa.
En la consulta los ordenadores estaban apartados. Los médicos miraban a los ojos a la persona enferma y ejercían una medicina principalmente humana.
El médico de cabecera estaba tan preocupado por los pacientes que no paraba de investigar. Además parte de su horario de trabajo estaba programado para ello.

De repente, el olor a leña se transformó en apetitoso olor a carne asada. Era Pedro, la comida estaba hecha.
Pero os digo una cosa, esto es sólo un sueño. Sin embargo casi todo lo que sueño se cumple. Así que seguiré luchando para que este se haga realidad.

Os dejo unos videos para soñar, una que me envio mi querida amiga Lucia y otro con el comienzo de la película Amelie. Soñad...




jueves, 15 de marzo de 2012

Todo mi apoyo para las supermujeres que desean ser madres y les cuesta



Ella venía temerosa a la consulta. Catorce decepciones mensuales desde que decidió tener hijos. Siempre había querido ser madre. Después de un tiempo, entre el trabajo y la situación económica, había encontrado el momento perfecto para llevar su sueño a cabo. Pero los planes no seguían el rumbo previsto y sus ganas se transformaban en ansiedad.

Se derivo a una consulta de reproducción. Ella no entendía, a su alrededor todos tenían hijos sin problemas, como no podía dar fruto tanto amor!

Odiaba medicalizar esa situación de su vida.
Una cadenas de pruebas, comenzando por unos simples análisis para terminar con una histerosalpingografía.

Todas las pruebas normales, seguía sin comprender nada.

Pasó a la siguiente fase unas pastillas distintos días y relaciones sexuales los días concretados por el ginecólogo. Siempre había sido muy pasional pero tanta disciplina la impedía disfrutar. Las relaciones con su pareja se iban deteriorando.

Cada mes sus lágrimas empapaban el cuarto de baño al descubrir que el rojo había llegado.
En el trabajo no sabían nada y ella se refugiaba en él para no pensar.

El monotema le perseguía, era como una obsesión. Los recién nacidos se multiplicaban a su alrededor pero a ella no la llegaba. No se concentraba, sufría y se malhumoraba. Nadie le entendía.

Al no funcionar el coito dirigido pasaron a la inseminación artificial. Controles ecográficos, inyecciones hormonales, óvulos vaginales...hacia lo imposible por organizarse con su actividad laboral.

La segunda inseminación fallida le destrozo entera. Estaba agotada. Cerraba los ojos para intentar soñar un futuro hijo pero el miedo los abría. Era imposible, no podría ser madre, no tendría una familia, no tendría un parto, no le iría a buscar al colegio, no le contaría cuentos por la noche, no le haría cosquillas, no le enseñaría a leer, no le cuidaría cuando estuviese enfermo, no cantaría canciones infantiles en el coche...no...simplemente porque ese hijo soñado no existiría.

Cuando decidió no continuar con los tratamientos su pareja le envolvió de fuerzas y se hicieron la tercera inseminación.

Después de 9 meses tuvieron el hijo más guapo y querido de mundo.

Cada vez es más frecuente consultas sobre problemas de esterilidad o infertilidad. Son mujeres vulnerables, estresadas, preocupadas, desmotivadas, tristes y apesadumbradas.

Muchas veces aparecen en nuestras consultas a por bajas laborales o justificantes de reposo por tratamientos pesados. Han tenido que recurrir a seguros privados caros para poder someterse a terapias en un plazo eficaz. Vienen con mucho miedo, la sociedad no suele entender ese descanso.

Como médica de familia es mi obligación cuidar su salud y concretamente la mental, ya que suele estar deteriorada. Es una enfermedad con alto nivel de estrés y decepción constante. En la presentación del grupo de la Mujer de la SoMaMFyC en la jornada de Infertilidad el 21 de febrero habla de un elevada prevalencia de estrés y de trastornos psicopatológicos en parejas sometidas a tratamientos de fertilidad.

Incluyo el enlace de las presentaciones, muy interesantes.

Prevalencia y abordaje desde Atención Primaria de pacientes con deseo de gestación y/o con problemas reproductivos.

¿Cuándo derivar a pacientes con problemas de infertilidad a salud mental?

Necesidad de baja laboral durante el embarazo en mujeres con problemas de fertilidad.

Pido a la sociedad y a el personal sanitario comprensión y cariño a estas supermujeres que están sufriendo mucho para conseguir su sueño de ser madres.




 

domingo, 4 de marzo de 2012

Carcajadas en la consulta II: Los pollos acatarrados

Seguimos con "carcajadas en la consulta" con una anécdota enviada por Gustavo Silva Paredes.

Hace ya unos años, cuando empezaba a realizar mis SERUMS ( Servicio Rural Urbano Marginal de Salud), en un pueblito rural (Sonay) de Arequipa-Perú...llega a mi consulta un paciente mayor. Después del saludo correspondiente, lo invito a tomar asiento y antes de preguntar, se adelanta y me dice: Doctor, desde hace tres días todos tienen "mocos", no quieren salir, están algo atontados, no comen y uno parece que se va a morir hoy...les he dado agua con limón pero nada.

Mientrás el paciente me contaba todo esto, me llenaba de angustia e imaginaba que se trataba de una familia numerosa, con muchos niños, y alguno con neumonía o un proceso grave. Entonces interrumpo y le pregunto, ¿por qué no han venido con usted a la consulta?, ¿vive usted lejos?
Me responde: no, vivo cerca, pero en el Centro de Salud está prohibido traer animales, y mis pollos son como 50, no puedo traerlos a todos...

Por un momento la angustia invadió la consulta, pero cuando escuché decir pollos, todo se normalizó.

Los pobladores solían ir a la consulta a que se les de cloranfenicol, para el moquillo de sus aves...


Gustavo, debió ser una rotación muy enriquecedora. Mil gracias por la anécdota.

Seguiré informando de las historias que me váis enviando.



viernes, 17 de febrero de 2012

Carcajadas en la consulta. Primera anécdota ligeramente escatológica.

Cada día en la consulta vivimos anécdotas que nos producen una sonrisa e incluso una carcajada. Algunas son tan surrealistas que parecen imposibles. En ocasiones nos juntamos el equipo para comentar algunas y siempre pensamos que deberíamos recopilarlas para luego escribirlas. Y copiando la idea de Vicente Baos del Wikipotorio se me ha ocurrido que personal sanitario, pacientes o quien sea, podría enviar situaciones graciosas en la consulta. Todos hemos vividos unas cuantas, tanto como profesionales como pacientes. Siempre con el consentimiento de todos. Este espacio se va a llamar: Carcajadas en la consulta.

Confío en vuestra colaboración y podéis enviarme las anécdotas a inmasv6@gmail.com.

Y voy a empezar este espacio contando una que me sucedió recientemente.

Acababa de ponerme la bata y estaba consultando algo con las administrativas en el mostrador. Entonces se acerca un paciente de 80 y pico años y me dice. Doctora, le estaba buscando para entregarle esto. Me da un bote que pone "Pimientos en tiras condimentados" con un contenido semilíquido verdoso con un aspecto no demasiado desagradable y  desde mi punto de vista con posibilidad de ser comestible. Le contesto, muchísimas gracias. Y me dice: doctora desde que me puso el antibiótico cuando hago de vientre me sale esto, señalando al bote. Casi me muero de risa. Menos mal que me avisó a tiempo. Con lo que me gusta a mi probar cosas nuevas, pero claro, de otra procedencia. Me dió permiso para hacer una foto, pero tranquilos que de momento no la voy a poner. Le comenté que a lo mejor hablaba de esto por Internet y se puso muy contento.

A la hora me llama su mujer para preguntarme dónde iba a salir la foto y que si necesitaba fotografiar más lo guardaba en un bote.

La gente es increíble.

Bueno, por  favor enviar las anécdotas a inmasv6@gmail.com. En tiempos de crisis hay que buscar risas de donde sea. Además, podemos aprender mucho.

Muchas gracias.


sábado, 4 de febrero de 2012

La bata de plomo




Érase un vez una niña que soñaba con ser médica de familia. Estudió muchos años hasta que por fin lo consiguió. Tras mucho, mucho esfuerzo logró vestir esa bata blanca con alas para volar en su profesión. Era feliz.

Comenzó con mucha ilusión y planeaba en la consulta explorando, estudiando, diagnosticando, tratando, previniendo, educando y cuidando.

Con el tiempo la bata iba pesando más y cada día le costaba más despegar.

Sus bolsillos se iba llenando de recetas de diferentes colores, de justificantes de reposo domiciliario, de un sistema informático poco útil, de muchos pacientes en poco tiempo, de burocracia de la residencia, de informes para todo, de horas de retraso, de no poder ni mirar a sus pacientes...

La bata pesaba, se cargaba cada día más y más y más...

Sin embargo era tanto su empeño en volar, que luchaba contra ese peso. Iba antes a la consulta para hacer burocracia, hacía los avisos fuera de su horario laboral, y estudiaba muchísimo para poder pensar más rápido y hacer su trabajo mejor. De esta forma, más o menos conseguía volar.

Un día cuando la bata pesaba tanto que casi no se la podía poner, llegó la noticia de que tenía que aumentar su jornada laboral. Y la novedad no era que fuese a tener más tiempo para los pacientes, sino que tendría que pasar la consulta más horas al mismo ritmo. Era imposible, no podría mantener el vuelo.

Las lágrimas brotaron de sus ojos, lloró y lloró hasta empapar la bata, y las alas estaban tan húmedas que no se podían mover.

No entendía que a pesar de realizar esos vuelos tan pesados quisiesen cargarla con ese lastre. Acaso no veían en que condiciones volaba.

Ella lo intentó y chocó, lo volvió a intentar y se equivocó, lo volvió a intentar y se estrelló.

Estuvo un tiempo arrastrando la bata, la arrastraba, tiraba de ella con todas sus fuerzas.

Al ver que no podía volar cogió la bata y la quemó.

domingo, 29 de enero de 2012

En el centro de salud puede realizarse la prueba del VIH

Ese día Enrique venía sólo a la consulta. Tenía 17 años y desde hace dos años siempre venía acompañando a su madre. Ella sufría una depresión desde que se divorció y Enrique a pesar de su edad, exhibía una increíble madurez. Estaba en segundo de bachillerato y quería estudiar arquitectura como su padre.

Ese día Enrique venía sólo y en sus ojos se leía preocupación y miedo. Su doctora le miró con cariño y le cogió las manos. ¿Qué te pasa? le preguntó, y comenzó a llorar, lágrimas, llanto, lágrimas, llanto... así estuvo 5 minutos sin decir palabra, después su doctora le abrazó y Enrique comenzó el relato.

Habló de un sábado, se había enterado que su padre estaba viviendo con una mujer que no era su madre. Habló de un sábado de cabreo, quería olvidar y anestesiar su cerebro, dejar de pensar. Habló de un sábado de botellón, de beber de todo, de porros, de pastillas. Habló de un sábado confuso en una discoteca , una mujer que le besaba, un baile acurrucados. Habló de un sábado de equivocación, un servicio incómodo donde la mujer era un hombre, o quizás una mezcla, donde probó cosas nuevas,donde el dolor se mezclaba con el placer, donde no sabes ni lo que haces. Habló de un sábado sin protección, donde una pérdida de control te lleva a aspirar enfermedades, a llevarte todo por no poner barreras.

Su doctora le consoló y le recomendó hacerse unos análisis para estudiar enfermedades de transmisión sexual. Además le habló del período ventana y de la posibilidad de tener que repetírselo en unos meses porque en ocasiones tardan en dar positivo. "Enrique", le dice su doctora, "cuenta conmigo para lo necesites y te llamaré en cuanto tenga los resultados".

Era lunes, Alicia, la doctora, entraba corriendo a la consulta. Necesitaba sacar unos minutos para revisar las analíticas de los pacientes antes de comenzar con urgencias y una larga lista de personas que atender. Prudencio tenía el colesterol por la nubes, Milagros el tiroides perfectamente controlado y Felisa tras iniciar el tratamiento con insulina tenía controlados los niveles de azúcar. En ese momento llegaron los análisis de Enrique y Alicia se entristeció. Le Llamo por teléfono para que acudiese a la consulta esa misma tarde.

Enrique creyó morir cuando escuchó la voz de Alicia explicando que la prueba de VIH había salido positiva. Le explico que tenía que acudir a la consulta de medicina interna del hospital para realizarse más pruebas, Alicia no podía pedirlas desde atención primaria. Enrique gritó desesperado. No iría al hospital, confiaba en Alicia pero no quería hablar del tema con nadie más.

Al día seguiente volvió Enrique con su madre a la consulta. Se lo había contado todo. Se hizo todas los exámenes y afortunadamente,  a pesar de ser seropositivo sus defensas estaban bien y de momento no necesitaría tratamiento. Alicia le enseñó a cuidarse, le ayudó a dejar de fumar y a hacerse y ponerse fuerte.

Periódicamente, Enrique iba a ver a su doctora. Le llevaba los informes del hospital. Era una pena que no fuera posible hacer el seguimiento en el centro de salud. Cada vez que iba al hospital perdía un día entero de facultad. Estaba estudiando arquitectura. Pensaba que Alicia podía examinar su carga viral y CD4 y derivar al hospital una vez que estuviese indicado tratamiento. Pero lo importante era que iba todo bien.


Durante la residencia de medicina familiar y comunitaria hice un rotación de un mes en el centro sanitario Sandoval. Recuerdo llegar antes de tiempo el primer día y ver un fila enorme de gente de todo tipo esperando su apertura. Aprendí muchísimo de enfermedades de transmisión sexual.
En la consulta de Jorge del Romero conocí cómo hacer consejo reproductivo en parejas serodiscordantes. Tenía un tablero lleno de fotos de hijos de parejas que seguía en la consulta. Fue emocionante ver cómo una mujer con una pareja seropositvo podía tener un hijo sano. Me tranquiliza saber que Enrique, el chico de la historia, pueda tener alguien que le cuide en un futuro, cuando quiera tener descendencia.




Centro sanitario Sandoval

A pesar de las campañas y de mucha información existe un retraso diagnóstico del VIH en España. Esto supone un inicio tardío del tratamiento y un aumento del riesgo de transmisión.
En el centro de salud puede realizarse la prueba de VIH. Si tiene dudas consulte con su médico de familia.

Y evitemos comenzar estas historias utilizando el preservativo.






Más información en infosida

viernes, 20 de enero de 2012

Los pacientes tienen derecho a una información clara e idéntica




Ayer nació mi sobrino Mateo. Mi hermana Fátima, su madre, ha pasado unos últimos días de embarazo estresantes. A lo largo de todo el embarazo le habían informado que siendo su tercera cesárea la adelantarían una o dos semanas. De repente, una ginecóloga le dice que no, que hay que esperar, otro que hay que adelantar, luego otro que mejor esperar, luego que hay que hacerla ya...

Esto es un claro ejemplo de la información tan diferente que damos lo profesionales sanitarios.

Sinceramente con la rapidez a la que circulan las fuentes de información, no me extraña que pasen estas cosas.

Sin embargo, la diferencia de criterios y actuaciones médicas crea un estado de ansiedad y confusión en los pacientes que estoy segura de que influyen negativamente en su evolución y pronóstico. Simplemente una pautas terapéuticas confusas terminan en un claro incumplimiento terapéutico.

A menudo en la consulta de El Alamo vienen los pacientes perdidos. Doctora, el traumatólogo me ha mandado unas pastillas que yo recuerdo que me quito el cardiólogo y además su suplente me dijo que las tomase por la noche después de la cena y en el hospital me dijeron que por la mañana en ayunas. ¡Esto es una locura! Si no nos aclaramos nosotros, cómo vamos a informar al paciente.

Y no es por tirarnos flores a los médicos de familia, pero ¡Menos mal que estamos para manejar esta confusión! He visto auténticas burradas terapéuticas por no valorar los antecedentes personales del paciente. Gracias a que conocemos a los pacientes de nuestro cupo en su totalidad podemos ordenar y aclarar estas dudas.

Aún así, sigue existiendo un caos de criterios en algunos aspectos, que crean un desasosiego en la atención y un conflicto de opiniones entre lo que se informa en el hospital y lo que se informa en los centros de salud.

Yo estudio, leo y busco información fidedigna para poder aplicar la mejor atención a los pacientes y controlar mi incertidumbre. Y cuando dudo, informo hasta donde sé y traslado la consulta para poder comunicar la realidad.

Por eso pido a los profesionales sanitarios que seamos claros y demos información idéntica. Y cuando alguna práctica clínica no esté basada en la evidencia comuniquemos el porqué, puesto que por el camino el paciente encontrará alguien que se lo diga.